miércoles, 22 de agosto de 2012

De la inesperada derrota de Nalbandian a la necesitada alegría de "Delpo"

Fue un viernes atípico en el Parque Roca. Cuando los 14 mil espectadores que coparon el estadio esperaban tener una serie casi liquidada, el favoritismo jugó en contra. David no estuvo a su nivel y el tandilense dio una muestra de su jerarquía. Todo sea por terminar con la sequía copera

Un David Nalbandian flojo, sin ese espíritu copero que lo tuvo siempre a flor de piel. ¿Pero qué se le puede reprochar? Siempre dio todo por la Copa Davis, más allá de que estuvo muchas veces en el ojo de halcón de las críticas y las internas, el de Unquillo fue la mayoría de las veces el bastión argentino. Ayer no fue el día. Lento, impreciso y molesto, mostró un nivel que nada tuvo que ver con lo que mostró en estos últimos meses.

Juan Martín Del Potro, el tenista argentino de mayor nivel y proyección en el presente y el futuro, tiró un poco de agua bendita en un Parque Roca repleto de hinchas que si bien le demuestran su cariño, aún no lo idolatran como a Nalbandian. El tandilense puso el pecho y se hizo cargo de un partido que amenazaba con ser complicado, por la derrota de David y por los problemas que tuvo “Delpo” antes de arrancar el partido, con mareos, vómitos y alergia.

Nalbandian no estuvo cómodo. Se encontró con un Marin Cilic preciso, frío en los momentos calientes y punzante cuando el partido lo pedía. El cordobés, fue todo lo contrario. Cayó en la telaraña de sus propios errores y se lo notó molesto con la cancha y las condiciones de juego, como por ejemplo el viento. Pero Nalbandian es Nalbandian. A pesar de algunos rumores que alimentaban las sospechas sobre alguna lesión, el unquillense fue rotundo y aseguró que quería jugar el dobles.

Del Potro, con menos ángel que David y un perfil mucho tranquilo, fue la contracara. Jugó un gran tenis y sacó adelante la serie. El favoritismo de Argentina se hizo añicos en el primer partido. La ilusión regresó al unísono de Del Potro y así, por otra bendita vez, la Copa Davis volvió a ponerse a tiro. Es como una costumbre argentina esa Ensaladera que se hace desear. El deseo de ganarla es tan fuerte como ese exitismo que corrió ayer tras la derrota de Nalbandian y el triunfo de “Delpo”. Hoy será otro día, y el sueño, sin detener su marcha, mutará sus formas dependiendo el resultado. 

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